Haru Nemuri impone su deseo por existir a través de ekkolaptómenos

Haru Nemuri ekkolaptómenos
Haru Nemuri regresa imponente en ekkolaptómenos. Foto: YouTube.

La cantautora japonesa Haru Nemuri regresa con su quinto material discográfico ekkolaptómenos. Un abismo existencial, intenso y sonoramente ambicioso. 

A través de 11 tracks la artista se pregunta sobre su existencia, en un caótico mundo que no la deja existir. Que la merma a través de estructuras sociales, que causa caos a través del capitalismo. 

Que quiere encasillar y liderar desde la oscuridad. Y ella como humano que simplemente habita una tierra viva que algún día colapsará para regresar a su estado natural.

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Haru Nemuri es imponente en ekkolaptómenos 

Si su material pasado, SHUNKA RYOUGEN (2022) era oscuro, este es imponente.

Con riffs potentes y la voz de Haru clamando por el mundo, ekkolaptómenos es un abismo sonoro que resuena desde las entrañas de la tierra. 

Es un disco con ritmos más rápidos, que lo vuelven imponente y menos denso, al menos musicalmente frente a su antecesor. 

“Canta, baila, en espíritu noble. Resistir, vida, como humana…” canta Nemuri en las primeras canciones de este material. 

Con temas sobre la muerte y el mundo, la inmortalidad. El cielo, la tierra y el cosmos. Así como la humanidad y la naturaleza. Es básicamente en lo que se centra la lírica de la joven de 30 años.  

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“¿Quién me espera en este panóptico?” se pregunta la cantante en su tercer track, el cual alude a la estructura carcelaria ideada por Jeremy Bentham en el siglo XVIII. Caracterizada por una torre de vigilancia central rodeada de celdas. Denotando el agobio de Nemuri. 

El retumbar del centro de la tierra

“Terrain Vague” explora la posibilidad del magma emergiendo del centro de la tierra, como una especie de cataclismo terrario que regresa al principio de todo. Además de ser un puente sonoro abismal para el álbum. 

Renacer como un ciclo circadiano del que no podemos escapar. Pues la vida y la muerte son parte de esto. 

El álbum suena a ratos calmos, a ratos estridentes. Como un torbellino que se descifra poco a poco. 

Juega con synthes, toques electrónicos, pop y hardcore punk. Mientras la voz de Nemuri es intensa, y sin vacilaciones. Firme en cada palabra que decanta en cada estrofa de sus canciones. 

Al mismo tiempo que la existencia se desborda por todos lados. 

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En “excivitas”, Nemuri declara: “Una vez completado este [contrato], la multitud integrada en una sola personalidad se conoce como la Mancomunidad, llamada civitas en latín. Este es el gran Leviatán, o mejor dicho (si se dice con mayor respeto) el nacimiento del dios mortal, y es este dios mortal quien, bajo el dios inmortal, asume el control total de nuestra paz y defensa”.

Recuperando el sonido post-punk, que mezcla con un profundo dubstep y dejos de hiperpop. 

Abriendo el cuestionamiento a la fe, y preguntándose por qué nos encomendamos a los dioses y los profetas, cuando simplemente somos devotos. Pues la vida duele. 

Dejando entrever “huevos cósmicos”, como analogía del nacimiento en un mundo oscuro. 

Haru Nemuri cuestiona al poder a través de ekolaptómenos, y cómo amenaza la existencia de las personas. Como pueden decidir sobre cualquier cosa, incluso sobre Dios. 

Lo que vuelve a este material intenso, denso y completamente introspectivo y colectivo. 

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Haru Nemuri es anarquía en ekkolaptómenos

A través de un sonido penetrante, Nemuri inspiró mucha de su escritura gracias al filósofo Walter Benjamin y al músico Ian McKaye

Lo que vuelve a la voz de Nemuri visceral, y sin vacilaciones. Firme de cada palabra que decanta en cada estrofa de sus canciones. 

Hacia el final del álbum, se escucha “Symposium”, una declaración musicalizada que cuestiona el nacionalismo, la xenofóbia, y que hace incapié sobre la importancia del petróleo sobre la vida de las personas. 

Entre beats pesados de electrónica Haru Nemuri expresa con furor. No canta, más bien, recita. 

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Recita una declaración que necesitamos escuchar en estos tiempos, donde la censura a cualquier cuestionamiento en el poder podría causarte muchos problemas. 

Pero ella no busca complacer con lo “políticamente correcto”, ella es la sinceridad que ve a un mundo colapsado por la guerra, el capital y la desigualdad. En un país que dice “apesta”. 

En tan sólo 41 minutos Haru Nemuri expone y grita sus inconformidades, sus preocupaciones y su existencia misma, a través de un sonido más calmo, pero no menos potente. 

Nuestros oídos dicen 10/10